Hoy como todos los días, alrededor de las 5:30 am, me encuentro
saboreando un aromático café acompañado de El Heraldo de Chihuahua,
devorando cada una de las noticias que están en las diferentes
secciones.
En los últimos días observo con bastante frecuencia
se anuncia el próximo sorteo de tan prestigiado periódico y precisamente
al enfocar este aviso, sin querer mi mente evoca aquellos ayeres entre
1948 y 1949.
Por aquella época, mi edad frisaba en los 8 y 9
años de edad, respectivamente, y ya desde entonces con gran avidez
estaba enterado de los aconteceres que se publicaban con gran veracidad.
Al
igual que hoy, en esos años El Heraldo de Chihuahua, se preparaba para
realizar su primer sorteo, siendo el primer premio un flamante automóvil
marca DeSoto, último modelo, sí, exactamente 1949.
Tal y como hoy, este sorteo causó gran expectación y mi familia no fue exenta de ella, les cuento:
Resulta
que la entrega de este periódico, nos la hacía una persona, medio
invidente, a quien conocíamos con el nombre de Chabelo. Este gran ser
humano diariamente nos hacía llegar el periódico, aunque un poco tarde,
pues llegaba al filo del mediodía entre 11:30 y 12:00, de lunes a
sábado, y a las 13:00 el domingo, pero no faltaba la información y la
alegría dominical con los Monitos.
A pesar de que adquiríamos
El Heraldo, por medio de Chabelo, mi papá, don Ramón Navarro Flores,
estaba decidido a obtener este premio, motivo por el cual, consiguió
otra entrega del periódico, solamente que en lugar de comprar un
ejemplar compraba siete y por la noche se recortaban los cupones para ir
reuniendo la cantidad que se requería para obtener un boleto que
garantizaba nuestra participación.
Recuerdo cómo, en lo
personal, también andaba sumamente motivado y presumiendo a medio mundo
que yo me sacaría el automóvil. Fui hasta el hazmerreir e incluso mis
primos Félix y Manuel, que vivían con nosotros, me choteaban con el
famoso auto, diciéndome, "sí se va a sacar, pero un carretón". Estas
buenas vibras y las del resto de la familia, todavía creo, influyeron en
el resultado.
Al igual que muchas familias chihuahuenses
estábamos ávidos de que llegara la feliz fecha en que se llevaría a cabo
el sorteo, hasta que llegó el día tan esperado.
La rifa fue
transmitida por una estación de radio, recuerden que en aquellos tiempos
no había los medios de comunicación que hoy existen, así que pegada la
oreja al aparato escuchamos y escuchamos, pero únicamente decían los
números sin ningún nombre.
A segundos de que llegara a su fin,
llegó mi papa que también escuchaba la rifa, salvo que en su negocio, y
como era muy amante de apuntar, llevaba los números premiados anotados y
en primer orden el premio principal, acto seguido agarró el fajo de
boletos y tómala, el primero que agarró era el del carro, pegó un
gritote y luego otros, nos acercamos y vimos que era cierto, fue el
premiado, así que todos lo acompañamos a gritar: ¡Nos lo sacamos, nos lo
sacamos!
Termino esta reseña, con lo que les decía a mis
primos Félix y Manuel, "Que tal, ¿les gusta mi carretón?". Aclaro que
este estribillo duró varios años.
Y así fue el resultado del
primer sorteo de tan prestigiado medio noticioso donde mi padre, don
Ramón Navarro Flores, fue el agraciado con el premio principal, y lo
acompañamos en este acontecimiento, mi mamá Socorrito, mi hermana
Yolanda, mis primos y Meño, su servidor.
Le remito copia de la
fotografía que le tomaron a mi papá en compañía del pequeñín que le
vendía los siete periódicos diarios, y que desgraciadamente no recuerdo
su nombre. Las otras fotografías, por desgracia, se nos perdieron.
Reciba un saludo, de un asiduo lector de El Heraldo de Chihuahua, que nos hizo vibrar de emoción en aquellos remotos años.
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