viernes, 23 de mayo de 2014

Prueba de manejo Mazda MX-5 2014.


Si no está roto, no lo arregles. Con este dicho en mente, Mazda ha mantenido al MX-5 sin mayores cambios por casi una década y aunque no tiene nada que arreglarle, tal vez sí haya un par de cosas que podrían ponerse al día.
El MX-5 pertenece a una raza que está muriendo, el roadster accesible es un segmento del que ya casi no quedan ejemplares y el MX-5 se mantiene como estandarte representando lo que debe ser este tipo de auto: ligero, motor delantero, tracción trasera y excelente manejo.
El aspecto del auto sigue básicamente igual, para el año pasado sufrió un pequeño rediseño en la parte frontal para tener un aspecto algo más agresivo y mejorar su seguridad, sobre todo para peatones. Se han cambiado los diseños de los rines a través de los años y se ha añadido un detalle aquí y quitado otro allá, pero el MX-5 sigue siendo prácticamente el mismo, y eso está bien. Su diseño, a pesar de sus años y gracias al facelift, se sigue viendo actual, sigue sintiéndose un auto contemporáneo y se mezcla bien con el panorama urbano, aun con auto más excéntricos.
Parte de esto se debe a que es un auto pequeño, simpático, pero sobre todo, convertible. La velocidad y facilidad con la que guarda su techo son envidiadas por muchos otros autos, y el no tener techo le da un extra que se agradece.
Nuestra unidad de pruebas venía equipada con el techo duro eléctrico, por lo que podíamos cambiar de un coupé a un convertible en unos cuantos segundos.
El habitáculo es pequeño pero no claustrofóbico y personas altas de más de 6 pies (1.80 mts) irán cómodas y hasta con espacio de sobra. Los dos pasajeros van envueltos por el auto y sentados muy cerca del piso, lo que ayuda a mantener un centro de gravedad muy bajo.
El espacio de carga es más que suficiente para los dos ocupantes ya que la capota tiene su propio lugar para guardarse y no ocupa espacio del maletero cuando se guarda. Si hace falta un poquito extra de espacio se puede ocupar el antes mencionado espacio de la capota cuando está arriba.
Lo que podría ponerse al día en el MX-5 es el equipamiento. Cuando este auto salió al mercado en 2006 tenía todo lo necesario, casi 10 años después hay un par de cosas que pudieron haber agregado. Los cristales automáticos son de un solo toque para bajar pero no para subir, no hay navegador, no hay interface para el iPod (no tiene ningún tipo de entrada USB) y no tiene sensores de ningún tipo (los de reversa no se necesitan por su reducido tamaño, pero luz y lluvia se agradecerían.
Una cosa es poco equipamiento para reducir peso, y otra es que no tenga ni siquiera una entrada USB.
Su motor es un 2.0 litros con 58 caballos de fuerza, que aunque puede parecer poco, es más que suficiente para un auto tan pequeño y ligero. La caja de cambios automática hace bien los cambios en modo manual aunque preferiríamos el tercer pedal, y la dirección es sumamente precisa.
La distribución de peso, el bajo centro de gravedad, la distancia entre ejes y la puesta a punto de la suspensión se combinan para crear una experiencia única detrás del volante del MX-5. Uno nunca esperaría que un auto tan “simple” pudiera manejarse así. La dirección es casi telepática y la manera en la que todo el auto responde hace que uno sintiera como si lo tuviera puesto más que haberse subido a él.
Es de esos pocos que te hacen sentir parte de él, que se fusionan contigo cuando quieres para tener una gran experiencia de manejo pero que son lo suficientemente cómodos para dejarte en paz cuando sólo quieres ir de un lugar a otro sin mayor emoción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario