sábado, 15 de junio de 2013

Top 4 de los mejores Clásicos y Sport en Mendoza.

Cuyomotor te presenta un ranking con una selección de los ejemplares que más llamaron la atención y que fueron elogiados en el Campeonato de Autos Clásicos y Sport de Mendoza, que hoy tiene una nueva fecha.



Estos espléndidos vehículos además de una estética asombrosa tienen una historia única. Te contamos qué los hace tan especiales y qué secretos atesoran en este Top 6 .

Mientras este fin de semana y con largada en la Bodega Nieto Senetiner se realiza una nueva fecha del Campeonato Clásicos y Sport -previa al receso invernal- aquí compartimos un ranking muy subjetivo con lo más destacado de los competidores de la fecha previa ¿Estás de acuerdo con esta elección?

1. Inscripto para competir con el numero 12 aparece un Ford Mustang , Much 1, Boss 302 del ´70. El desafiante Mustang amarillo con franjas negras e interior negro, es un ejemplar de valor histórico, ya que es el último de los clásicos antes del ´71 .Su piloto Mario Comerio lo compró en Buenos Aires en octubre del año pasado. Lo vio por primera vez en una exhibición en Mar del Plata y se enamoró. Gracias a este largo viaje hoy tenemos a este deportivo bestial en Mendoza. Con un motor V8 302 aumenta su potencia hasta los 440 CV. Lo que más le gusta a su piloto es la cola, la trompa y que los alerones y accesorios son todos originales. Mario no es un improvisado del Campeonato ya que compitió en varias ocasiones anteriores y lo hizo con una Chevy del 71, un Porche y un BMW.


 2. Con el número 28 fue quien se robó todas las miradas y los flashes. Hablamos de un engalanado Ford Torino del ´70. De color celeste y descapotable enamora a su piloto Sergio Giuliani, quien asegura que manejarlo es un placer. Con un motor V8, una potencia de 302 CV y 5000cc.. Este Ford Gran Torino es un auto de película que recuerda al coche con el que los detectives Starsky y Hutch perseguían a los delincuentes por los furiosos años 70.



3.Otro imperdible: el Fiat 1200 Spider rojo del año '60, de Antonio Gil. Tenerlo fue una aventura con sabor a destino como cuenta su piloto, con brillo nostálgico. “El auto pertenecía a un profesor mío de Contabilidad, siempre me gustó ese modelo, luego le perdí el rastro, para mi sorpresa años después mi hija se puso de novia con el el hijo del profesor, que todavía lo tenía. El reencuentro con este viejo amor fue inevitable”. Y Antonio lo trató bien, ya que le llevó más de 4 años restaurarlo. Realizaciones cromadas y acrílicos exclusivos lo convierten en un chiche admirable.



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