sábado, 8 de diciembre de 2012

Mil Millas: rugidos de clásicos.

La Patagonia volvió a ser el escenario de la tradicional competencia de autos de época que cada año convoca a más extranjeros.


Los primeros rayos de sol se filtraban entre las montañas y los picos montañosos. La habitual tranquilidad que envuelve al privilegiado entorno del hotel Llao Llao, de pronto se vio invadida por el rugir de un motor, de dos, de diez.
Apenas pasadas las 7 se dio la orden de largada al primero de los casi 150 automóviles clásicos que participaron de las Mil Millas Sport, la prueba de autos clásicos más importante de América del Sur y una de las más importantes del mundo.
Durante tres días, máquinas y tripulaciones recorrieron los caminos de esta región andina, despertando el interés de locales y turistas a su paso.




Automóviles en perfecto estado de conservación y funcionamiento decidieron burlarse del paso del tiempo y, tan brillantes como recién salidos de fábrica, se encolumnaron uno tras otro por los bellos caminos patagónicos. Allá iban el Peugeot Gran Prix de 1922, el Studebaker Big Six de 1924, el Salmson SS de 1926, el Bugatti Type 35 A de 1926, seguidos por modelos de BMW, Maserati, Triumph, Jaguar, Ferrari, Alfa Romeo, Mercedes y Audi de distintas épocas.
Organizada por el Club de Automóviles Sport de la Argentina, esta competencia creció desde sus comienzos hasta alcanzar hoy, en su 24 edición, un renombre internacional que cada año convoca a más pilotos extranjeros.

Pasado, presente y futuro

Las Mil Millas Sport es una competencia de regularidad y habilidad conductiva, al igual que las actuales Mille Miglia italianas. Pero en sus orígenes esta competición estuvo asociada con la velocidad.
Las Mille Miglia originales se corrieron en Italia entre 1927 y 1957. Fueron en total 24 pruebas, sólo interrumpidas por la Segunda Guerra Mundial. Como nuestro Turismo Carretera, fue una prueba que se caracterizó por desarrollarse en las rutas. Se largaba en Brescia, pasaba por Roma y volvía al punto de partida. Así, con la carrera pasando por la puerta de casa, no tardó en ganar popularidad y en convertirse en una de las más famosas del mundo, con duelos inolvidables entre pilotos legendarios.
Pero autos cada vez más veloces y público cada vez más entusiasta resultaban en una mezcla explosiva. Un accidente fatal que costo la vida de pilotos y espectadores en 1957 marcó el fin de la prueba.
Pasaron algunos años hasta que en 1977 comenzaron a disputarse las Mille Miglia históricas, como una competencia de regularidad para autos de colección. Hoy se reconoce a las Mille Miglia italianas como la prueba de autos clásicos más importante del mundo y a la que acuden muchas de las marcas más renombradas con los autos de sus museos. Ganarla es un privilegio reservado para pocos y este año quedó en manos argentinas: Claudio Scalise y Daniel Claramunt, con un Alfa Romeo 6C 1500 Gran Sport Testa Fissa de 1933, logro que en 2003 habían alcanzado Carlos Sielecki y Juan Hervas con una Bugatti T 23 Brescia 1923.

En la Argentina

Obviamente, los entusiastas argentinos comenzaron a participar en Europa. Conociendo la calidad del parque de autos de colección que hay en nuestro país y la pasión que hay por las carreras, al finalizar una de las pruebas en Europa se preguntaron por qué no. Así surgieron las Mil Millas Sport de la Argentina que se corren desde 1989.
Este año volvieron a Bariloche, después de haberse disputado en Córdoba en 2011 por causa de las cenizas que hicieron imposible la carrera en la Patagonia.
Durante tres días, tripulaciones y máquinas recorrieron bellísimos caminos y desafiaron un clima cambiante, que incluyó una jornada en la que la lluvia no dio tregua.
La vuelta a la región fue recibida con alegría por los lugareños. Es que las Mil Millas es una fiesta no sólo para los corredores, sino también para los vecinos.
Con tantos años de presencia en la zona, la competencia se ha vuelto cita obligada del calendario y es además un respaldo al turismo.
Ese camino de afecto y respeto se da en ambas direcciones. ¿Un ejemplo? Tradicionalmente, el segundo día de competencia el recorrido incluía el pase a Chile, donde se almorzaba para luego regresar. Esta vez, y atentos a los enorme perjuicios que las cenizas provocaron en la zona, los organizadores decidieron que el almuerzo se realizaría en Villa La Angostura.
Además, en lugar de servirse en un solo lugar, se distribuyeron las casi 400 personas entre los restaurantes de la Villa, como un gesto de agradecimiento y apoyo a quienes están recuperándose todavía del drama que cayó del cielo en forma de cenizas. La gente de La Angostura, por su parte, brindó un cálido recibimiento a la caravana.

Babel sobre ruedas

Al final de cada jornada, la cena y la posterior charla de amigos estaban matizadas por voces en distintos idiomas.
Los argentinos eran mayoría, pero la prueba es muy reconocida en el mundo y la presencia de tripulaciones extranjeras da fe de eso.
Participaron muchos pilotos de Brasil, como Wanderley Natali y su esposa, Regina. "Nos encantan el lugar y la prueba, pero sobre todo el ambiente de amistad que hay. Nos sentimos muy a gusto con todo", dijeron. Unas mesas más allá, el diálogo era bastante más inexpugnable. Los hermanos Kusmin, Kirill y Dmitry, hablaban con Abai Zakaryanov y Maxim Ryabov. Llegaron de Rusia para la carrera. "No es la primera vez que visitamos el país. Tenemos amigos, nos gusta venir y esta vez decidimos que sería divertido correr las Mil Millas. También en Rusia hay pasión por los autos. Y estamos felices de participar", dijeron.
Giordano Mozzi y Stefania Biacca desparramaron simpatía. Italianos, casados y competitivos estaban sorprendidos por el ambiente y el paisaje. "Hace seis años que corremos y en 2011 ganamos las Mille Miglia en Italia. Nos hicimos muy amigos de los argentinos; es más, este año nos pusimos muy felices y armamos una fiesta para celebrar el triunfo de Scalise y Claramunt. Bueno y acá estamos, sorprendidos y agradecidos. Estamos disfrutando muchísimo."
Británicos, suizos, chilenos, austríacos, suecos y alemanes también fueron de la partida. Y como es costumbre, cada año un corredor internacional participa de la prueba. Este año, el visitante ilustre fue Leopoldo, príncipe de Baviera. Miembro de la nobleza europea, su vida transcurrió más en las pistas que en los palacios, ya que fue piloto profesional y luego de su retiro quedó vinculado con BMW. "Conocía la Argentina, pero nunca había competido aquí. Fantástico el paisaje y excelente la organización. Hay autos maravillosos y muy buenos pilotos", dijo al volante del BMW 507 llegado especialmente desde el museo de la marca en Munich.
¿Y los argentinos? También entusiasmados y felices. Audi es main sponsor y estuvo representada también en la competencia por su gerente general en la Argentina, Conrado Wittstatt, al volante de un Audi coupé GT. "La marca tiene una larga historia en las pistas y en los autos clásicos sport. Audi Tradition desarrolla acciones en todo el mundo, y aquí estamos mostrando de dónde venimos y hacia dónde vamos."
Fue precisamente Wittsatt el encargado de entregar el trofeo a los ganadores de la prueba, que fueron Juan Tonconogy y Guillermo Berisso con Riley Sprite de 1936, quienes por tercera vez conquistaron esta competencia.
Tonconogy dijo: "En 2011 no corrí las 1000 Millas y ahora volví a ganarlas. Parece fácil, pero no lo es. Competimos contra pilotos de alto nivel como Mozzi, Erejomovich y los Acevedo. Tuve un auto espectacular y quiero agradecer a Don Segundo Sombra, a Simón Soroet, a Pablo Lara, ellos se preocuparon y ayudaron cuando estuvimos parados en el camino. También quiero decir que tengo al mejor navegante del país (por Guillermo Berisso)".

premios, trofeos y mucha alegría

Además de los trofeos a los primeros 10 de la clasificación general y de los premios otorgados a los tres primeros clasificados de cada categoría, en la ceremonia de cierre de las Mil Millas se entregaron, como es costumbre, las siguientes distinciones especiales.

  • El premio al mejor auto fue para el Maseratti A6 GCS de 1955.

  • Mejor binomio padre e hijo clasificado: Luis y Leonardo Zerbini (segundos en la General).

  • Glentleman driver: Pablo Briones.

  • Caballero del camino: al corredor que usa el seudónimo Don Segundo Sombra.

  • Índice de performance: César Litvin-Vicente Labonia (Austin Healey 3000 MKII).

  • Copa Damas: Valeria Beruto y Pilar Hermida Lozano (Triumph TR2).

  • Copa Lory Barra al socio CAS mejor clasificado: Manuel Eliçabe- Daniel Claramunt (cuartos en la General).

  • Escuderías: As de Pique, conformada por los binomios Bartolomé-Ruggero (Austin Healey MK II), Verardo-Caimi y Gutiérrez Eguía-Ceva (ambos con Alfa Romeo 1750 GT Veloce).

  • Finalmente, el Club de Automóviles Sport también entregó distinciones conmemorativas a todos los pilotos extranjeros que participaron de la competencia.


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