Elegante y personal como pocos, el renovado modelo muestra su
carácter de exclusivo en su diseño y hace relucir por dentro y en su
funcionamiento el esplendor de la marca.
El CLS es el creador de un segmento, el de las coupés de cuatro
puertas. Semejante contradicción no podría ser mejor para definir al
modelo nacido allá por el año 2004. Luego de su éxito otras compañías
siguieron el camino. Hoy podemos ver en las calles siluetas como las del
Audi A7 Sportback, el Volkswagen CC y otros menos pretensiosos con
curvaturas prominentes hacia su parte posterior.
Luego de varios años, Mercedes-Benz dio un importante salto en el
CLS. Actualizó su diseño inspirándole mucha más deportividad sin dejar
de ser perfectamente reconocible. Ahora el frente es mucho más ampuloso y
con la nueva imagen de marca que da inicio a un modelo que se lo ve de
aspecto mucho más musculosos que su predecesor. También cambió el remate
posterior que ahora luce ópticas más grandes y con llamativas luces de
led.
El interior es típicamente Mercedes y casi no se aparta en nada de su
hermano, el Clase E, manteniéndose con idéntica calidad. Continua con
los tres relojes en el tablero con abundante información y una consola
central que ubica la pantalla y, por debajo, las conocidas teclas para
uso del teléfono, el audio y de la climatización dual. El torpedo que
separa las butacas delanteras se extiende hasta las traseras haciendo de
estas dos cómodas butacas (no puede viajar un tercero en el centro) con
climatización digital propia de la segunda fila y portaobjetos en donde
debería alojarse el tercer ocupante. En la noche una tenue iluminación
amarilla otorga una interesante sensación de calidez.
Siempre es un placer subirse en el puesto de conductor de estos
modelos de la marca de la estrella. Porque el volante se retira unos
centímetros para atrás para mejorar el acceso, la butaca es amplia pero
envolvente y de cuero diseñado y la posición de manejo se puede buscar
casi como si estuviéramos jugando con distintos botones. Para los que
nos gusta una posición baja y deportiva el CLS nos permite conseguir una
posición extendida y cerca del suelo y los que gusten de una más
elevada podrán hacerlo fácilmente. El volante tiene la parte de abajo
chata dándole un toque de mayor deportividad.
Las plazas traseras merecen un punto aparte. En ellas la
habitabilidad se ve un tanto más reducida que en otro modelo de cinco
metros de largo gracias a la caída del techo que otorga esa excepcional
silueta de coupé. Esto quiere decir que una persona de altura media-alta
podría acercarse al techo con su cabeza y no encontraría un espacio
relajado para las piernas. Por el contrario sí podría sentirse en un
espacio distendido en cuanto al apoyabrazos central de gran amplitud, el
repozabasos, la mencionada climatización y la recepción sin fisuras del
sonido de su sistema de audio. Algo similar sucede con el baúl, al
tener una abrupta caída provoca que disminuya su espacio, el que es de
tamaño medio con buena boca de carga y no muy alto.
Su silueta diseño que marca tendencia y provoca miradas se ve
impulsado por un motor que le sienta bien. Se trata del conocido V6 de
306 caballos que ya equipa otros modelos de la marca y empuja los no tan
pesados 1735 kilogramos y le permite lograr una buena relación
peso-potencia. Así, el CLS no se comporta como un deportivo como puede
hacerlo su versión AMG, un bólido de 557 caballos de fuerza. Pero con
esto no queremos decir que tenga un motor de rendimiento pobre, sino
todo lo contrario, tiene rápida reacciones desde marcha detenida y
buenas aceleraciones que hacen disfrutar mucho de un auto que denota su
alta gama por donde se lo mire o se lo pruebe.
En ruta el CLS siempre está bien aplomado y casi agazapado al suelo y
en ciudad no parecería tener los neumáticos de perfil bajo que le han
colocado a las llantas de diseño deportivo y 18 pulgadas. Aquí en donde
se destaca una cualidad siempre vista en la marca que es su impecable
dirección y amplísimo radio de giro que facilitan mucho las cosas en
vehículos de estas dimensiones.
Al igual que los últimos Mercedes-Benz, el CLS no posee selectora de
cambios y solo se coloca la marcha desde una pequeña palanca detrás del
volante. Para los que quieran más diversión es posible usar las paletas
que se encuentran detrás del volante y conducir en forma secuencial. Es
de notarse que la caja de siete marchas es eficiente y lleva a tener un
comportamiento relajado que mejora el consumo de combustible, pero no se
trata de un sistema verdaderamente veloz si uno quiere utilizarla con
cierta deportividad.
Si tuviéramos que resumir al CLS 350 no dudamos en decir que lo tiene
casi todo a la vez que cumple en todos los aspectos. Si tuviéramos que
destacar algún aspecto no podemos dejar de sostener que su diseño
exterior marca la diferencia al igual que la calidad general percibida.
De esta manera, el CLS es un vehículo ideal para aquellos que buscan
un sedán de alta gama pero más divertido y deportivo de lo común y que
trasciende las barreras de las edades de los potenciales compradores.
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