viernes, 16 de marzo de 2012

Testean el Audi R8 V10 spyder R-tronic.


El cambio R-tronic ha recibido críticas de la prensa especializada ya que no es tan rápido como los mejores cambios automáticos de doble embrague, pero encaja muy bien con la personalidad del auto. 

No es un secreto que el Audi R8 y el Lamborghini Gallardo son dos automóviles que comparten plataforma. Pero las personalidades son bien diferentes, especialmente en el diseño exterior.
El Audi nació como un coupe de motor central V8 con 4.2 litros de cilindrada y 420 caballos de fuerza, frente al Gallardo que igual nació como un deportivo coupe de motor central pero con un rabioso V10 de 520 caballos de fuerza (y evolucionado en posteriores versiones con más cilindrada y potencia).
Aunque ambos tienen un aspecto exterior imponente, el Audi mantiene en cierto modo la discreción propia de la marca, con un diseño más comedido y muy serio, frente a la exuberancia del Gallardo que mantiene la tradición estética de Lamborghini con un diseño muy agresivo y angulado.
Pero con la introducción de la mecánica de 10 cilindros en el Audi R8, en este caso con 5.2 litros de cilindrada y 525 caballos de fuerza, la personalidad equilibrada del Audi se transforma y adquiere la potencia y el color de un autentico automóvil exótico, sin perder por ello la docilidad de manejo que inicialmente nos cautivó cuando probamos la versión de 8 cilindros.
Las palabras no pueden capturar la belleza del sonido del motor V10 subiendo de vueltas hasta las 8,000 revoluciones por minuto, una orgía de empuje mecánico con reverberaciones acústicas que nos hacen sentir como en un auto de carreras, excepto que en estos días de carros de competición diesel y / o híbridos, el motor V10 del Audi suena incluso mejor.
El cambio R-tronic ha recibido críticas de la prensa especializada ya que no es tan rápido como los mejores cambios automáticos de doble embrague, pero encaja muy bien con la personalidad del auto. Las reducciones de marcha son acompañadas del correspondiente golpe de gas (emulando la maniobra del punta-tacón) de manera que el piloto solo tiene que concentrarse en modular la frenada y disfrutar de la increíble estabilidad del auto. A veces terminamos reduciendo de marcha más por la gratificación acústica que por una necesidad real de potencia o par del motor.
Ya que hablamos de potencia, vale la pena mencionar las cifras de prestaciones oficiales. De 0 a 60 millas por hora el auto tarda 4.0 segundos y la velocidad máxima es de 194 millas por hora.
El interior esta espléndidamente bien rematado, con cuero y fibra de carbono recubriendo todas las superficies. En este sentido, así como en la lógica y fácil disposición de los mandos, el R8 mantiene el excelente nivel de todo Audi y supera en calidad de terminación - ya que no en vistosidad - a un Ferrari o Lamborghini.
El diseño exterior es muy bonito, y llama poderosamente la atención pero sin caer en la exuberancia de sus primos italianos. En el color blanco de la unidad de pruebas, la discreción, dentro de lo discreto que puede ser un convertible biplaza de motor central con un potente motor V10, sigue siendo la norma de la casa. El único punto a tener en cuenta es la gran anchura del auto, lo que dificulta un poco las maniobras de parque en ciudad.

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