El modelo que pudimos probar portaba un motor de 2.4 litros, 4 cilindros y 16 válvulas con transmisión automática que entrega 180 caballos de potencia. Completado con elementos deportivos como spoiler trasero, suspensión más rígida y rines ligeros de 18 pulgadas, el Kizashi Sport es un auto divertido de manejar, aunque para sacarle rendimiento al motor se debe recurrir a las manetas de cambio del volante con asiduidad.
En cuanto al consumo, no estamos ante un auto especialmente eficiente, pero tampoco nos va a arruinar cada vez que tengamos que echar gasolina con sus oficiales 23 millas por galón en ciudad, 30 mpg en carretera y 26 mpg combinados.
Tecnológicamente, el Kizashi viene equipado con los elementos que se esperan de un auto de su precio ($26,074 en el modelo al que tuvimos acceso). Entre ellos, botón de encendido automático sin llave, apertura de puerta por proximidad, control de crucero para la velocidad, conexión Bluetooth para el celular, asiento del conductor eléctrico con memoria de posiciones, calefacción en los asientos delanteros y doble zona de control climático.
Aún así, el Kizashi no escapa de la sensación de auto ‘ligero’, hasta cierto punto falto de solidez, quizá debido a los acabados en plástico de los interiores.
Entre los elementos de seguridad el Kizashi incluye los básicos: programa de estabilidad electrónica, control de tracción, frenos ABS Bosch, 8 airbags, monitor de control de presión de los neumáticos y estructura ultra rígida de acero.
En resumen, un compacto joven con el que Suzuki puede competir en el mercado, pero que no aporta grandes novedades ni prestaciones para su precio, que quizá esperábamos un poco más reducido.
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