jueves, 23 de febrero de 2012

Automotiva Test: Mercedes-Benz GLK City.


Las reglas de juego y escenarios cambiantes en la Argentina obligan a reingenierías de marketing, de posicionamiento, de producto. Les pasa a todas las automotrices, y seguramente también a Mercedes-Benz, que, por el momento, no comercializa la segunda versión de su línea GLK, la Sport, más equipada y cara que la probada, City.
Cuando la marca alemana presentó -a nivel mundial- el GLK, generó cierta controversia por su diseño. No porque no fuera clásico; Mercedes-Benz ya había comenzado un proceso de “desestructuración” de su diseño, para captar a clientes más jóvenes. De todos modos, podemos convenir, el diseño de GLK es algo raro, distinto a lo habitual. Trompa larga, cola corta, diseño anguloso, todas características que lo hacen particular. Y debo reconocer, en su momento me costó digerir sus líneas.
Tal vez por esto, tenía cierto prejuicio respecto del modelo. Cuando retiré este SUV mediano de Colcar, concesionario oficial (Buenos Aires y Córdoba), pensaba si lograría cautivarme. Y vaya si lo consiguió.


Con una trompa algo divorciada del resto (diseño), GLK luce moderna y compacta. Parabrisas muy vertical con un aspecto de Jeep moderno y parrilla muy “poco” Mercedes-Benz pero que le da un toque deportivo justo. Cubiertas 235/60 R17 con llantas de aleación que no terminan de congeniar con el diseño general.
Como todo Mercedes-Benz, el interior es impecable. Nada sobra, todo en su lugar y en su justa medida. Sólo criticamos -hilando muy fino- la pantalla central multifunción (radio, CD y teléfono y algunos ajustes del auto), por su tipografía. Todo comandado desde rueda entre asientos, que podría ser algo más intuitiva. Excelentes butacas en cuero: muy cómodas,
 buena sujeción y regulación eléctrica (amplia variación en altura que permite bajarlas más que en muchos autos); junto a las del volante multifunción (Audio y TE) permiten conseguir una posición de manejo impecable. De lo mejor.


El espacio interior es razonable, pero debe tenerse en cuenta que el GLK tiene una longitud de 4,52 metros, y no pueden esperarse maravillas de sus dimensiones compactas, las que por otra parte, junto con su andar confortable, hacen que el tránsito urbano se convierta en una experiencia altamente gratificante.
Muy buena altura al techo y baúl de capacidad mejorable, con auxilio temporal y desinflado (tiene compresor), algo criticable, si bien habitual en muchos modelos europeos.
Audio de muy buen sonido (con Bluetooth), pack eléctrico, climatizador dual (permite congelarse, aun en días de 38º), butacas eléctricas, display central que muestra marcha seleccionada, control de presión de neumáticos, mantenimiento, consumo, distancias, emisoras de radio y telefonía, entre otros.



Excelente y muy original el sistema de sensores de estacionamiento. Sobre el tablero, al frente, muestra luces amarillas y rojas, y para ambos lados, cuán cerca se está del objeto. Y haciá atrás, lo mismo, pero en el techo, en una ubicación justa para ser vista por el espejo retrovisor. Muy práctico. En cuanto a la seguridad, este GLK cuenta con ABS (y su derivado BAS), ESP (Control de Estabilidad), ASR (Control de Tracción), apoyacabezas delanteros activos Neck-Pro, alarma con protección antirremolcado, y siete airbags. Muy completo.
Llegamos a la parte mecánica. Motor V6 de 3 litros y 231 CV, que a pesar de la tracción integral y caja automática, empuja “en serio”. Para sus casi 1.900 kilos, hacer el “0 a 100″ en 7,6 segundos, es más que meritorio.

 En ciudad, confort total. En caminos complicados (no es una “Land Rover”) responde más que dignamente, y en manejo deportivo sorprende, con una agilidad y estabilidad absolutas para encarar curvas. A tal punto que en faldeos serranos cordobeses exigidos, casi no es necesaria la intromisión del ESP. GLK no fue diseñado para encarar curvas velozmente, pero puede hacerlo muy eficientemente. Otro de los aspectos que nos sorprendió en el test.
Capó con amortiguador (nada de varilla) que esconde un motor muy bien presentado. Calidad alemana.
La caja es automática de siete relaciones, siendo la última una sobremarcha; incluso, en el modo manual/secuencial sólo se llega a 6ª. Bien escalonadas, priorizando el alto confort de marcha.
Hemos enumerado las muchas virtudes de esta GLK. ¿Y sus defectos?
La verdad es que hay que hilar muy fino para encontrarlos. El consumo no es su punto fuerte, con 14 litros en ciudad (cada 100 km).

 Siempre recalcamos que hablar de consumo es relativo. Distintos tipos de manejo pueden modificar (y en ocasiones, fuertemente) los números teóricos. Y en esta GLK más; si se abusa del pie derecho (y dan ganas de hacerlo) los litros de nafta se evaporan rápidamente. Pero no es esto un defecto en sí mismo. Motor potente, peso importante, tracción integral y caja automática, suman un cóctel que no puede llevarse bien con la austeridad en el consumo. Es alto, pero razonable para su configuración.
El precio de la GLK City 4Matic es de U$S 67.900, con una garantía de dos años, mejorable, dada la altísima calidad y pedigree del producto. Compite con Audi Q5 (4,63 metros, motor 4 cilindros 2.0 TFSI de 211 CV) y BMW X3 (4,65 metros, motor 6 cilindros 3.0 de 306 CV).
Un nuevo test pasó por Automotiva. Y este Mercedes-Benz GLK 300 City 4Matic lo hizo con honores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario