sábado, 25 de agosto de 2012

El rincón moderno de la casa de los clásicos.


En Monterey, California, a cada año se dan cita no solamente ricos y coleccionistas de autos, sino todo el mundo amante de los coches. Desde autos clásicos “de concurso”, hasta la puja por ese ejemplar único o del que se fabricaron pocas unidades, es el ambiente que se vive en los prestigiosos campos de golf de Pebble Beach.

A esta cita californiana se observan filas interminables de coches que pocas veces podríamos disfrutar en persona. Solamente aquí está permitido que el Sol toque las carrocerías de algunos de ellos, mientras otros caen de nuestro “mito urbano” sobre su existencia y comprobamos que son reales.

Pebble Beach se ha vuelto el rincón de los coches superdeportivos, podemos contar innumerables Ferrari, Bugatti, McLaren y una lista de exóticos cuyos propietarios incluso permanecen en el anonimato para no ser molestados sobre una “posible oferta por debajo de la mesa”. Y es que la tentación en Pebble Beach es mucha. Millones de dólares circulan en esas carrocerías, al mismo tiempo que en las subastas vemos romper récords por adquirir un ejemplar, muchas veces único –en ocasiones simplemente del único que se tiene registro en el planeta, aunque su serie en la línea de producción haya sido muy pequeña–.

Entre los modernos podemos enumerar al Lamborghini Urus y su hermano el Sesto Elemento, así como el Bugatti Veyron 16.4 Grand Sport Vitesse, que rinde un tributo al Type 37A de 1928 –una de estas joyas pertenece al presentador de televisión y amante de los coches, Jay Leno–.  Otro Bugatti que dará la campanada en las cuentas bancarias de algunos millonarios es el Galibier, el “más rápido del mundo”, con la promesa de 1,200 caballos de potencia, el cual se pondrá a la venta en 2015.

Pero llamó más la atención el regreso de un grande, el SRT Viper Launch Edition, que se muestra ante su público. El coche se venderá con un color azul metálico y franjas tipo Le Mans al centro, en color blanco. Por su parte, McLaren hizo una pequeña gala al MP4-12C Spider, que enseñó al público, por primera vez en el mundo, su motor V8 de 625 caballos de potencia, con el que deleitó a los asistentes con su ronca voz. En fin, coches que en unos 50 ó 60 años serían candidatos a mostrarse como clásicos en esta muestra.

Estos coches modernos deben tomar el ejemplo del ganador del concurso, el Mercedes-Benz 680S Saoutichik Torpedo de 1928, que salió victorioso en Pebble Beach. Representa el séptimo auto ganador de la marca de la estrella de tres puntas en la historia de este concurso. Cuenta con un motor de 6.8 litros, sobrealimentado, y con potencia máxima de 300 CV.

RM Auctions logró subastar 21 coches, en lo que catalogó como “exitoso” su fin de semana pasado. 13 de esos coches rebasaron la friolera del millón de dólares por unidad, mientras que el más pujado de los clásicos fue un Ferrari 250 GT LWB Berlinetta “Tour de France” de 1956, en 6.71 millones de billetes verdes. Pero el récord se lo llevaría el ganador de una carrera de resistencia en Spa-Francorschamps, un Ford GT40 Gulf/Mirage 1968, que se vendió por 11 millones de dólares y que además cuenta con una larga historia cinematográfica con “Le Mans” y llevando a bordo a Steve McQueen.

Por otro lado, en el marco del Concurso de la Elegancia de Pebble Beach se viven algunos eventos en los que se exhiben y disfrutan más coches. La pista de Laguna Seca recibe el Rolex Monterey Motorsports Reunion con coches invaluables, donde se combinan algunos Ferrari con Porsche y no puede faltar la constelación de Shelby. Por supuesto, la hoja de inscripción no se consigue tan fácil.

Uno de los paseos más envidiables del mundo es el “Tour d’Elegance”,  que congrega cientos de autos clásicos los cuales surcan de forma tranquila las carreteras californianas, en un momento que sirve para estirar las piernas de algunos de ellos.

Por último,  hubo un homenaje para el recién fallecido Carroll Shelby, que al mismo tiempo  celebró el 50° aniversario de la marca Shelby, en una exhibición especial donde se montaron 11 modelos.

Así, el Concurso de la Elegancia, uno de los más prestigiados del mundo, escribe una página más en su historia, donde los clásicos siguen acaparando el espacio donde los modernos también quieren robar cámara.

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