Maserati GranTurismo MC Stradale contiene toda la emoción que sólo un modelo venido de las pistas puede ofrecer. El primer Maserati fabricado en serie, en 1947, era un auténtico GT, deportivo y lujoso. Antes de eso, de 1914 hasta 1946, la marca sólo había hecho bólidos para las pistas europeas, disputando “cuerpo a cuerpo” con Ferrari, Mercedes-Benz y Alfa Romeo, la hegemonía en las carreras.
Basado en esos hechos, el Gran Turismo MC Stradale es el exponente máximo del que un Maserati puede ser. El auto es una adaptación del modelo, homologado para andar en las calles, que disputa la categoría GT4 europea. Por fuera, los apliques de hebra de carbono denuncian su vocación.
Al girar la llave, el sonido que emana del escapamento asusta. Hasta la suspensión es dócil, aún estando más baja que a del GranTurismo S, auto que sirvió de base para su construcción. Ni parece capaz de acelerar tan rápido y hacer curvas como las hace.
Cuando se acciona el modo “Race”, la suspensión queda rígida, el motor ruge bien alto y el cambio acepta rápidamente cada toque en los paddle-shifters. Lo 4.7 V8 de 450 cv suelta una voz aguda pelo escape y se beneficia de ser 110 kg más leve que la versión “normal” para llevarlo a 100 km/h en menos de 4 segundos.
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