jueves, 31 de marzo de 2011

Una Máquina De Correr.

330 CV, 280 km/h de velocidad máxima y 5 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h. Pero es un “pura sangre” que no trae ni radio ni aire acondicionado para alivianar peso. 


En ese juego de parentescos tan habitual en este rubro, hay que decir que el Cayman nació hace cinco años como un primo directo del Boxster, con diseño diferente, pero similar potencia y casi mismas prestaciones. Ahora Porsche muestra otra carta, se llama Cayman R y, aunque sea de la misma familia, algunos de sus rasgos lo posicionan como un hermano menor del 911, especialmente cuando uno se ubica en la butaca del conductor y comienza a utilizar los 330 caballos de potencia que ofrece su motor bóxer de 3,4 litros y 6 cilindros. El 911 arranca en 345 caballos. Ahí apuntaron los ingenieros de la marca alemana, a dar una opción más radical dentro de la gama de este modelo, que cuenta con el Cayman (265 CV) y el Cayman S (320 CV), ambos disponibles en nuestro país. Puliendo algunos detalles y potenciando otros, lograron marcar una diferencia nítida en las prestaciones y principalmente alterar la dinámica de conducción de este Cayman R.
Aunque ya no sorprenda, nunca dejará de ser digna de admirar la capacidad de estos constructores de autos deportivos para alivianar una carrocería, retocar un sistema de suspensión, aumentar la potencia de un motor, etc. En el caso del Cayman R, la dieta volvió a funcionar y su peso es 55 kilos menor al del S. Por ejemplo, al suprimirse climatizador y radio, se ahorran 15 kilos. Al utilizar puertas de aluminio, como en el 911 Turbo, otros 15 kilos. La colocación de butacas deportivas, incluso más livianas que las del Cayman S, implican otros 12 kilos. Además de suprimirse otros elementos menores o, en todo caso, mantenerlos pero luego de fabricarlos con materiales ultra livianos. Sin ir más lejos, el juego de llantas de 19” pesa menos de 40 kilos.
En cuanto a la motorización, Porsche pudo darle a este Cayman R unos 10 CV más respecto del S gracias a modificaciones en el sistema de escape y en la gestión del motor. Se reconfiguraron las curvas de aceleración y los rangos de marchas, para que el conductor encuentre respuestas más extremas en su conducción. El Cayman R se ofrece con caja manual de 6 marchas o automática de 7 velocidades (sí, la ya famosa y eficiente PDK), en la que la máxima velocidad (280 km/h) se logra en la sexta marcha y la séptima se dispone exclusivamente en pos del bajo consumo y de la reducción de emisiones contaminantes. En Palma de Mallorca, España, Clarín Autos pudo testear ambas opciones. Con caja manual se obtiene mayor velocidad final (282 km/h), pero con la PDK se hace en menos tiempo la aceleración de 0 a 100 y se advierte un consumo más contenido. Más allá de esos detalles, las sensaciones que devuelven su conducción dejan en claro que es un deportivo más rabioso que el Cayman S, inquieto, con la aplicación de una suspensión específica que posibilitó acercar unos 22 milímetros la carrocería al piso. Como factor agregado, la lluvia, que acompañó todo el día de pruebas. En síntesis, el auto merece y exige una conducción más precisa, ya que además no posee control de tracción.
Por último, y ya como una cuestión meramente estética, el Cayman R tiene particularidades diferenciadoras con el S: paragolpe delantero con unas molduras en su parte baja, alerón fijo, espejos retrovisores y fondo de los faros en color negro, y el anagrama Porsche en los laterales de las puertas.
Igual, no hace falta, queda claro que es un Porsche.

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