viernes, 21 de octubre de 2011

Mini Clubman a Prueba.

Ante el dicho de 'en gustos se rompen géneros', tenemos al Mini Clubman una variante más del popular auto que ofrece un manejo deportivo y muy sensitivo de todo lo que pasa en el camino lo cual sería bueno si nuestras calles no fueran un campo minado. Pero en el caso del Clubman el diseño es el que no deja indiferente a nadie y existe mucha gente que le ha denominado como una pequeña carroza.

Posiblemente lo anterior no le guste mucho a la marca pero es un hecho que sí es 'diferente', lo cual puede causar sentimientos encontrados entre las personas que lo ven en la calle o los que andan buscando comprar un Mini, ya que el Clubman no ofrece algo realmente distintivo en el plano funcional, fuera de la puerta tipo suicida y las puertas traseras.

Pero ahora comencemos con el manejo, el cual no quita el espíritu de Mini tal como pasa con el Coutryman que con mayor altura la maniobrabilidad cambia notablemente. El Clubman sigue siendo el auto de baja altura que nos transmite todo el camino hasta nuestras manos (y espalda), con el que se puede disfrutar un tramo sinuoso en carretera con una respuesta del motor inmediata gracias a sus 184 hp con un par motor de 240 Nm, acoplada a una caja automática de 6 marchas.

Quiero dejar a un lado el problema que significa el mal estado de las carreteras, (topes, baches, etc.) ya que esto lo sufre cualquier coche y más si son deportivos, en el caso de Mini no es la excepción, así que el conductor tendrá que extremar cuidados lo que puede generar cierto estrés al ser una auto de uso diario, esto no es problema en sí del Mini pero si lo sufre.

Cuando llegamos a carretera las cosas cambiaron y el sortear las curvas cerradas se convirtió en algo divertido, así como efectuar rebases ya que la recuperación de velocidad debido al turbo es excelente, mismo que se 'inyecta' desde las 1600 RPM, dando así también un arranque rápido. La caja ayuda mucho y la opción de los cambios con paletas detrás del volante brinda una sensación más divertida.

Otro punto a destacar es el bajo consumo de combustible que con todo y que vayamos a ritmos rápidos se mantiene por debajo del promedio de autos turbo.

Ahora llegamos a la parte escabrosa del diseño, sin duda llama la atención, eso es un hecho, pero la parte trasera si parece una carroza, aunque los grandes vidrios laterales ofrecen 'mucha vista' para los pasajeros, mismos que pueden entrar más fácil gracias a la puerta tipo suicida (se abre en contra de lo normal), si bien es un buen detalle no es algo revolucionario, simplemente aporta más al apartado visual.

Las puertas traseras mejoran un poco la comodidad al poner carga pero tampoco son algo indispensable o que en los otros modelos de Mini son se pueda hacer de manera simple. Al final de cuentas el Clubman es un vehículo de capricho, si bien el Mini ya lo es, en ésta versión se acentúa más.

Por otra parte la versión que probamos del Clubman se denomina Hampton y pertenece a las ediciones especiales que fueron lanzadas por los 50 años de la marca y cuenta con detalles estéticos en la carrocería, rines, paneles interiores, detalles en el tablero, así como el sistema Mini Connected, que controla la interfaz de 'comunicación ' entre el conductor y auto.

Si a ti te gusta el Mini y te gusta salir de lo convencional el Clubman es buena opción con un precio que arranca en los 33,600 dólares.

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