Cuando inició la era de los crossover (vehículos de características combinadas) de tamaño compacto, la tendencia fue cruzar las particularidades de un utilitario deportivo con las de un vehículo más pequeño, digamos un sedán o guayín. Los fabricantes que se decidieron a competir en el segmento prefirieron más bien crear utilitarios ligeros, con más tendencia a aplicaciones urbanas y carentes de emoción dentro o fuera del asfalto, pocas veces se aventuraron a desarrollar algo más competente en los dominios de los utilitarios deportivos.
LA PROMESA
Desde que Volkswagen tenía la idea de llevar a la producción un crossover compacto, la meta fue dotarle de capacidades para todo terreno, sin reservas, y realmente logrando la calidad de marca y comodidad de un sedán o guayín. El equipo de desarrollo lo logró con relativa facilidad y quizá lo más difícil fue elegir su nombre que, de hecho, fue creado a partir de una consulta a suscriptores de una revista alemana y se deriva de la cruza de las palabras tigre e iguana (tiger/leguan, en alemán), lo que implica la promesa de la agilidad y velocidad de un auto deportivo con agarre y estabilidad, dentro y fuera del asfalto.
La renovación que ahora conocemos parte, básicamente, de la misma plataforma y tren motriz de aquella que apareció en el 2007, la primera generación. Lo que más llama la atención es la rejuvenecida estética, por ejemplo, el frente, el que adopta los nuevos lineamientos de diseño de la marca, como el nuevo Jetta y Passat de nueva generación. La parrilla está conformada por láminas dobles cromadas, más parecidas a las de Touareg. Cabe destacar que en algunos mercados se ofrece la posibilidad de elegir uno de dos frentes, con 10 o 29 grados de ángulo de entrada, siendo este último el correspondiente a una versión netamente off-road.
De lado es prácticamente lo mismo, sólo que los pasos de las ruedas son más robustos y los biseles de las ventanas más delgados. Dependiendo de la versión, se decora con un perfil cromado que delinea los revestimientos protectores y una barra en plata anodizada en el techo. Todas las versiones tienen la misma altura de 200 milímetros.
La parte trasera, en cambio tiene varias diferencias. Por ejemplo, las calaveras son totalmente rediseñadas en dos piezas. La sección extrema exterior está más resaltada en función de la continuidad de las líneas de la lámina metálica y ambas piezas tienen elementos luminosos en forma de “L”. Cabe destacar que, independientemente de la versión de frente elegido, en cualquiera se dispone de un eje da salida de 25 grados.
Volkswagen ha sobresalido, desde hace algunos años, por haber encontrado la mejor relación entre durabilidad y calidad percibida de los interiores. En el caso de Tiguan, bien podemos aventurarnos a decir que incluso es la referencia del segmento y en ese tenor no se modificó nada que no fuera necesario. Así, la cabina de pasajeros es técnicamente la misma que la anterior y sólo cambian los acabados de las tapicerías en piel y las telas, además de algunos otros detalles en el tablero de instrumentos.
LA PRUEBA
Cuando Volkswagen anunció que estaba dispuesta a crear un vehículo como éste, se generaron muchas especulaciones y la mayoría exigía de cierta manera que tuviera un desempeño de alta escuela, dado el antecedente creado por su hermana mayor, Touareg. A varios ha sorprendido que el desempeño incluso ha sobrepasado lo esperado y sin empacho se confirma aquel término de “el GTI de los crossover”.
La experiencia inicia incluso en que el interior sigue pareciéndose mucho a este último, sólo que en Tiguan la posición de manejo es más agradable mientras menos inclinado esté el respaldo. Pero no nada más eso, recuerda al GTI, el motor de 2.0 litros TSI es también el mismo, no así la transmisión.
Desde el arranque tenemos que, con la transmisión Tiptronic de seis velocidades, las reacciones son aceptablemente suaves y aun cuando existe un poco de turbo-lag una vez que se acerca el motor a las 1,500 revoluciones por minuto (rpm) y sobrepasando las 1,700 rpm, empieza la respuesta más contundente y al mismo tiempo la diversión. Pero es mejor todavía realizar los cambios con las palancas detrás del volante cuando se recorren caminos sinuosos.
FUERA DEL ASFALTO
La versión que probamos fue la que tiene tracción en las cuatro ruedas y pudimos hacer frente a un camino rural semiplano no asfaltado y con algunas superficies resbalosas. Me gustó particularmente que incluso en superficies con lodo, el agarre que se genera mecánicamente y la distribución de peso ayudan a mantener la estabilidad de forma natural, es decir, que el sistema de 4Motion pocas veces intervendrá para sortear este tipo de terrenos.
Y es que el sistema 4Motion funciona en todo momento aportando sólo 10% de la tracción con lo que de manera sencilla y sin gastar más gasolina de la necesaria ayuda a conservar la tracción en un amplio rango de situaciones comunes. Este sistema integra ahora un embrague electrohidráulico que utiliza una bomba eléctrica, en lugar de un diferencial entre el eje delantero y trasero para activar la tracción total, así que para conseguir esto último la nueva bomba lo hará estableciendo pasos de presión hidráulica de forma escalonada y en función una situación específica.
La suspensión se mantiene con la puesta a punto propia de un auto alemán y ése es uno de los grandes valores de Volkswagen.
En un mundo globalizado donde se busca satisfacer a un gran número de clientes pero que a pocos despiertan emociones intensas, a veces el apegarse a las raíces, en el caso de VW, es lo mejor para quien busca tener algo fuera de lo común y muy satisfactorio. Es una suspensión firme, que redunda en seguridad al volante en carretera, por la precisión y estabilidad y nada cruda sobre terreno empedrado, muy germana.
Con todo y que se trata de una dirección electromecánica, se ha refinado tanto su desempeño que prácticamente se puede olvidar su tipo. Es la mejor que hemos encontrado en su segmento e incluso hace palidecer a autos deportivos compactos, asiáticos o estadounidenses.
EN SUMA:
Se trata de una actualización con refinados toques estéticos que le rejuvenecen contundentemente y se mantiene ese particular manejo que puede desatar emociones muy agradables. Por si fuera poco, su calidad de ensamble, calidad de acabados y refinamiento de materiales, netamente germanos, la colocan en otro nivel al que pertenece. Es una máquina prácticamente intachable, a la que le resulta fácil hacerse de adeptos luego de haber estado al volante.
Volkswagen Tiguan 4motion 2012 crossover
Potencia: 200bhp@5,100-6,000rpm
Torque: 206 libras-pie@1,700-5,000rpm
Transmisión: Tiptronic 6 velocidades
Dirección: Electromecánica
Suspensión: Delantera: tipo MacPherson
Trasera: Enlace múltiple
Ambas con barras estabilizadoras
Frenos: Discos en las cuatro ruedas con ABS, ASR, EDS, EBD, EBV, HBA, ESC
Llantas: 235/55R17
Precio: $ 536,929 ( Pesos )

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