miércoles, 14 de diciembre de 2011

Peugeot 207 a prueba.


La prueba a la que sometimos al Peugeot 207 Feline fue realizada gracias a las constantes dudas de los usuarios que nos preguntan sobre que autos son buenos para la carretera, y la respuesta es simple, el que más nos acomode, y en caso de ser familia numerosa obviamente variará el tamaño.

Así que buscamos un destino para un viaje relativamente rápido, que al final no fue así, muy temprano un lunes salimos para evitar el tránsito normal, pero no lo logramos así que en algunos puntos circulamos a vuelta de rueda, y el 207 nos permitía movernos rápidamente entre los autos cuando así se requería, si bien los 120hp no suenan mucho si ayuda bastante el peso reducido del conjunto. En la ciudad la suspensión es media pero permite que las imperfecciones de las calles sean absorbidas.

La caja de velocidades tiene relaciones cortas entre primera y segunda por lo que el arranque es relativamente rápido. Poco a poco nos alejábamos del monstruo gris (D.F.) y tomamos la autopista hacia Puebla la cual pasamos sin detenernos hasta el entronque a la carretera a Cuacnopalan. En dicho trayecto el 207 se comportó bien sin movimientos laterales aerodinámicos, y con una solidez de dirección de dirección destacable, la velocidad que pudimos levantar fue de 170km/hr y hasta ese momento el auto no vibraba o se movía como suele pasar en otros autos del mismo segmento, al final tratamos de mantener una velocidad media de 130km/hr.

Al tomar la desviación a Cuacnopalan, seguimos por un buen rato por una carretera un tanto solitaria y que marcaba un paisaje desértico, lo bueno es que al parecer tenía poco que habían rehabilitado la cinta asfáltica por lo que el viaje fue placentero, la temperatura era alta, pero al interior del auto el aire acondicionado, la música y los cómodos asientos nos hacían estar en nuestra 'propia burbuja'.

Llegamos a Tehuacán, donde decidimos detenernos por un momento a estirar las piernas y tomar un refrigerio pero la estadía fue corta ya que el calor era insoportable. El 207 sin ser un deportivo o extraño, llamaba la atención, principalmente porque era raro ver otro de la marca en aquellas latitudes. Luego, seguimos con el camino, rodeado de plantíos e interminables parajes de tierra, cactáceas mientras éramos rodeados por montes de tonalidad café y cobriza, algunos árboles se asomaban tímidamente. Dicha calma no era interrumpida al interior por el ruido del motor o el viento, si algo que saben hacer los europeos son autos cómodos.

Antes de partir a ese lugar me habían dicho que el camino era muy complicado, pero hasta ese momento no me lo había parecido, pero en los linderos de Tehuacán y Oaxaca, me tendría que arrepentir de mí pensar. Comenzaba la subida rumbo a Huautla de Jiménez, el cual sería el punto de descanso del día, según el GPS que nos acompañaba eran sólo 70 km, pero ese recorrido se convirtió en hora y media de curvas.

En este punto fue cuando más nos sorprendió el 207, ya que comenzábamos a subir por un camino serpenteante extremo, con curvas muy cerradas y ciegas, algunas de ella tenían doble ángulo de giro, en otras palabras cuando ya teníamos calculada la vuelta resulta que había otra vuelta dentro de la misma curva. Por si fuera poco el camino era prácticamente lunar con cráteres por todas partes. El 207 se podía maniobrar de excelente manera entre los hoyos, frenadas y cambios de dirección sin tener problemas de adherencia o que se nos fuera de atrás o de frente.

El camino continuó en plena subida alrededor de 30 km, y llegamos a otra población donde ahí sí les habían puesto pavimento, por lo que nos olvidamos de los brincos pero no de las curvas que seguían, además de que en algunos puntos faltaba un carril, el cual se había ido al barranco, vamos una buena prueba para una coche citadino, ¿no?, hasta este punto el auto seguía empujando al frente, si bien ya teníamos que revolucionar más el motor eso no impedía que se recuperara rápido entre velocidades y el camino lleno de curvas nos recordó a Marcus Gronholm cuando corría en el mundial de rally (WRC) a bordo del imbatible 206.

Llegamos a Huatla, un lugar mágico cargado de misticismo, y también de pendientes de concreto realmente intimidantes, donde el 207 sacó el resto de potencia para poderlas sortear. Al final el recuento del viaje fue divertido y sorprendente para un auto con tan poca potencia enfocado al confort citadino.

Cabe destacar el consumo de combustible, ya que el domingo anterior a la salida se llenó completamente, fuimos, bajamos hasta Tehuacán nuevamente, llenamos de nuevo y llegamos al D.F. con poco más de un cuarto de tanque, recordemos que íbamos rápido, usando aire acondicionado, y en la zona de la sierra con una altura considerable íbamos exigiéndole al 207 mucho para salir rápidamente de las curvas. Alrededor de 1.200 km fueron la prueba del Peugeot, al cual no le podemos decir 'gatito'.

Al final no importa que tantos caballos tenga un auto, sino para que lo usaremos y el equilibrio que tenga el mismo, entre peso, motor y puesta a punto de la suspensión y el 207 es uno de los más equilibrados del segmento.

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