miércoles, 7 de septiembre de 2011

Test: Citroen C3 Picasso.

Probamos la versión más básica del nuevo integrante de la familia Citroën. Se trata de un producto pensado para los territorios latinoamericanos fabricado en Brasil. Es muy parecido al que se vende en Europa, pero se diferencia sobre todo en equipamiento y diseño interior.

Comenzando por lo general nos encontramos con un modelo que es casi un monovolumen, aunque por la prominencia de su capó no lo es en términos estrictos. Su estética es muy moderna y agradable, donde las líneas redondeadas le dan suavidad a sus extremos, creando un interesante concepto ciudadano donde la sensación de espacio en su interior es una de sus mayores virtudes.

Este es un modelo que posee algunos rivales vigentes y que va siendo cada vez más buscado por las familias que encuentran amplitud, variedad de equipamiento, bajos consumos y un tamaño no demasiado grande para la ciudad y el uso diario.

Desde su exterior el vehículo posee tasas y no llantas, aunque un buen tamaño de rodado y un lindo embellecedor no molesta a la estética general. No cuenta otros elementos que demuestren su condición de entrada a al gama.

Su interior es distinto. Si bien la visión general es buena encontramos que no posee algunos equipamientos visuales que sí detentan las versiones más equipadas (las que son capaces de equipar hasta GPS integrado). Por empezar, algunos plásticos duros y faltantes de equipamiento saltarán a la vista dentro de un esquema de un diseño agradable como su volante y el tablero o sus tres salidas de aire en el centro del panel central.

A su vez, entre los faltantes no se encuentra el comando a distancia (sí tiene cierre centralizado) al cual se le añade un detalle: la puerta del acompañante no posee cerradura con llave. Tampoco tiene levantavidrios eléctricos traseros que son importantes la hora de llevar niños si fuera necesario cancelar su uso; lo mismo que se sucede con la ausencia de ganchos para fijación de asientos para infantes. Estos faltantes parecen extraños en vehículos orientados a las familias.

Como hemos adelantado, dentro de él nos encontramos con que todo es espacioso y luminoso, con techo elevado. El acceso es cómodo y cinco ocupantes viajan sin inconvenientes. El espacio para las piernas en las plazas traseras es bueno y el de su baúl normal para la categoría, destacándose la altura del mismo y la posibilidad de rebatir las plazas traseras para generar un espacio impresionante de carga que lo transforma en un pequeño furgón si fuera necesario.

Sentado en el puesto del conductor nos encontramos ante una posición elevada y con excelente visibilidad hacia adelante, con un parabrisas amplio. Quién lo maneje notará que la postura es un tanto vertical, propio de este tipo de autos, donde las piernas permanecen un tanto flexionadas. El manejo es relajado y confortable con un volante que se acomoda según los gustos. El acceso a los comandos es bueno, aunque el de la radio se encuentra un tanto distante y tiene botones pequeños, lo que provoca quitar la vista del camino para su uso, aunque su comando satelital evita la mayoría de esos usos directos desde el aparato reproductor.

Por el lado del motor no encontramos con el ya más que conocido 1,6 litros de 110 caballos que utiliza el grupo PSA en muchos de sus modelos desde hace tiempo. Es un impulsor que se destaca por cierta suavidad de marcha y bajos consumos, además de estar probada su confiabilidad.

Se desempeña holgadamente en la ciudad, y pude transitar la ruta sin inconvenientes, aunque en algunas ocasiones le pude faltar un tanto de potencia, aunque no resultará una queja a su comprador. La dirección es un destacado, gracias a su suavidad al igual que la transmisión, que posee suaves pasos de cambio.

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